En una reciente entrega del programa «Almorzando Porcel», la animadora y sus invitados compartieron momentos de risas, anécdotas y relatos personales que reflejan la cruda realidad de la inseguridad en el país. La conversación se tornó especialmente emotiva cuando Magdalena Montes y Willy Sabor, ambos víctimas de experiencias traumáticas al ser asaltados en sus autos, discutieron las secuelas de estos eventos en sus vidas. Mientras disfrutaban de hamburguesas y papas fritas, la atmósfera se tornó más densa cuando recordaron los momentos críticos en los que se sintieron en peligro de muerte, un tema que, a pesar de su gravedad, se abordó con una naturalidad que sorprendió a los televidentes.
Magdalena Montes, ex conductora de «Mucho Gusto», relató con angustia su propia experiencia de ser apuntada con un arma en la cabeza y arrastrada fuera de su vehículo frente a la casa de una amiga. «Te cambia la vida para siempre», confesó con la voz entrecortada, revelando cómo este episodio la dejó marcada de por vida, impidiéndole salir sola por las noches. Su relato resonó con Willy Sabor, quien también describió su asalto como una experiencia traumática, detallando cómo cinco hombres lo ambusharon con la amenaza de un arma, lo que lo llevó a experimentar un intenso miedo y una huida desesperada. Ambos coincidieron en que la incidencia de estos crímenes deja secuelas duraderas y una sensación de vulnerabilidad.
Durante la conversación, Willy Sabor recurrió al humor para aligerar el tono, recordando sus pensamientos en el clímax del asalto: «Le grité al delincuente que no me matara porque era Willy Sabor». La risa fue contagiosa entre los presentes, pero tras ese momento de comedia, la realidad del miedo volvió a ser el protagonista. Sabor admitió que, aunque hoy se ríe de la situación, realmente sintió que su vida estaba en peligro. Las historias compartidas resonaron no solo por su contenido, sino también por el eco de la violencia que enfrenta la sociedad contemporánea.
Borja Hiriart, otro de los invitados, planteó una pregunta profunda sobre la perspectiva de la vida tras tales incidentes: «¿Empiezas a valorar la vida?». La respuesta de Magdalena fue contundente y sombría, afirmando que tales experiencias no brindan nada positivo. La tristeza de sentirse desvalorizado era palpable entre todos: «Sientes que no vales nada», reprodujo Willy, haciendo eco del sentir colectivo de impotencia ante un sistema que parece permitir la impunidad de estos actos.
El episodio culminó con un análisis de las reacciones humanas ante el peligro y la sorpresa de cómo uno puede comportarse en momentos extremos. María José Bello también compartió su propia historia de un intento de robo, señalando lo inesperado de las decisiones que tomamos bajo presión. Los invitados, aunque en ocasiones encontraron el alivio en las risas, dejaron claro que las secuelas del miedo y la inseguridad son difíciles de superar, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de promover un cambio en la percepción de seguridad y bienestar en la comunidad.





