Ya es oficial: desde el mes de julio del presente 2018, aquellas personas con visión limitada o totalmente ciegas podrán disfrutar de las obras de arte urbanas que están en algunos barrios de la Región Metropolitana. Todo esto gracias a una iniciativa de arte inclusivo que se pondrá en práctica con una serie de murales.
Dado que los barrios conjuntos de Bellas Artes y Lastarria cuentan con gran cantidad de arte visual y gráfico en sus calles y murales, formando hoy en día un epicentro cultural, es que se ha decidido impulsar esta medida en esta zona del Gran Santiago. Además de aquello que se puede apreciar en las calles, es en este perímetro que se concentran la mayor cantidad de museos y galerías, al alero del Parque Forestal.
En este contexto es que se ha desarrollado una placa táctil que permite a las personas sin visión interpretar el diseño de las obras que se encuentran en exhibición.
Manos a la Pared es la organización a cargo de impulsar esta necesaria medida. A pesar de que diariamente cientos de personas visitan las calles de dichos barrios de la capital, no todos pueden acceder al arte ahí expuesto debido a discapacidades como la visual.
¿Cómo integrarlos?
Esta fue la interrogante que se instaló en ellas para luego llevarla a una solución práctica.
Si bien suelen haber instalaciones de obras que sí pueden experimentarse a través del tacto, la gran mayoría no. Por lo que las tres mujeres que componen el proyecto decidieron generar acciones que conectaran el patrimonio visual de la ciudad con las personas carentes de visión, o que la tienen en manera limitada.
¿Cómo funciona?
En el fondo, lo que hace Manos a la Pared es traducir el arte visual al braille. Así, se podrían llegar a percibir algunas de las obras que se encuentran en lo que se llama el casco antiguo de Santiago. Este espacio ha sido constantemente escenario de festivales o actividades artísticas que convocan a la comunidad y turistas, pero siempre limitando por la visualidad que implican algunas de las disciplinas el quehacer artístico.
Dentro del contexto del Festival de Arte Urbano vivido el pasado mes de abril quedaron obras como el mural El Jugador de Palín, de Francisco Maturana. El lienzo que se plasmó en Mosqueto 456 es uno de los trabajos que Manos en la Pared ya logró habilitar para no videntes.
Y tal como lo dice el nombre del proyecto es que sucede: colocando las personas sus manos en la pared, en los lienzos murales. Es a través del tacto que los asistentes pueden conocer más sobre las obras, tocando la placa táctil que será habilitada al lado de cada mural, que tiene, por una parte, una traducción a escala en conjunto a una ficha de información. El “texto” es a base de un sistema de escritura de seis puntos diseñado para personas con discapacidad visual.
Esto abre todo un nuevo nicho de público y un nuevo mundo de posibilidades para aquellas personas que podrían sentirse no atraídas y/o marginadas de este tipo de obras. Si bien la placa táctil da una idea, es un gran paso para que aquellas personas aludidas puedan percibir e imaginarse el diseño de, en este caso, “El Jugador de Palin”.
¿Cuántas obras se han desarrollado bajo esta modalidad?
Hasta ahora son seis los nombres de obras para las que se han ido desarrollando placas: Ganza de Javier Barriga (Santo Domingo con Miraflores), Lastarria Patrimonial de Luis Núñez San Martín (José Victorino Lastarria 290), La Debutante de Roberto Matta (en Plaza Muleto Gil de Castro – ingreso MAVI), El mosaico de Beethoven de Jorge Campos (Monjitas 578), y Un surrealista llamado Matta de Alexander Tadlock (en Mosqueto esquina Monjitas).
Anterior a generar estos insumos, Manos a la Pared debió recorrer las calles de Santiago y revisar qué obras estaban disponibles y en cuáles se podría trabajar. El equipo detrás está conformado por Constanza Rojas, Paula Cancino y Alejandra Reinoso.
Las tres mujeres recorrieron exhaustivamente los barrios de Bellas Artes y Lastarria para seleccionar con qué material trabajarían, qué traducirían y cómo llevarlo a cabo. Evaluaron según lugar de acceso y la posibilidad a que se encontraran las placas, el contenido de los murales y cómo se haría la traducción a la placa.
Algunos exponentes
Junto a ellas se integró Karen Schumacher, quien es artista visual y responsable de la traducción de las obras; y también Mónica Sepúlveda, que compartió su experiencia como parte de la información necesaria para saber si funcionaba o no: Mónica carece de visión. Por su parte, Constanza, Alejandra y Paula son parte de Mu.Cho, la Asociación para la Cultura Inclusiva.
Así, nace esta iniciativa que va junto al eslogan de que el arte sí se toca. La inauguración reciente se realizó en el Museo de Artes Visuales (MAVI), de quienes también se tuvo apoyo para Manos a la Pared. Acá, Mónica contó sobre el recorrido por Santiago y que este no fue fácil para ella como persona no vidente. Las rutas en relieve del suelo que están en el centro de la capital no se ajustan a las requeridas por la Ley de Accesibilidad. Este punto fue clave para el equipo: así que en vez de guiarse por medio de esta ruta, incorporaron su recorrido en la app Lazarillo, herramienta que busca aumentar la autonomía de las personas con discapacidad visual.
El 21 y 22 de julio; 4 y 5 de agosto habrán rutas guiadas por el equipo, saliendo desde el metro Universidad Católica para que los interesados puedan conocer más sobre el proyecto.