El lunes 10 de septiembre de 1973, el cardenal Silva Henríquez se preparaba para ofrecer una entrevista a la revista Chile Hoy, un diálogo que prometía ser revelador sobre la situación política y social del país. Sin embargo, este cuestionario nunca llegó a ser publicado, ya que el golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende ocurrió al día siguiente. En sus respuestas, el prelado abordó la creciente polarización en la sociedad chilena y las preocupaciones sobre la violencia política que se vivía en ese momento, advirtiendo sobre los peligros de un conflicto armado que podía desatarse. Su análisis y perspectivas, ahora revelados por Interferencia, ofrecen una mirada inquietante a la tensión que se respiraba antes de la tragedia nacional.
Durante la entrevista, Silva Henríquez destacó el papel crucial de la Iglesia en la mediación entre el gobierno y la oposición, subrayando la necesidad de diálogo y reconciliación en un momento en que el país se encontraba dividido. El cardenal expresó su temor de que la falta de entendimiento y el aumento de la confrontación política pudieran llevar a una escalada de violencia, sugiriendo que los líderes políticos debían priorizar la paz y la estabilidad por encima de sus intereses partidistas. Su mensaje, lleno de urgencia, resonaba como un llamado a la razón en un contexto donde el extremismo comenzaba a ganar terreno.
Además, el cardenal Silva Henríquez se refirió a la situación de los derechos humanos en Chile, alertando sobre las violaciones que estaban ocurriendo y que amenazaban con desestabilizar aún más la frágil democracia. En un contexto donde las fuerzas armadas y de seguridad eran cada vez más visibles en su represión de la oposición, el prelado abogó por el respeto a la dignidad humana, independientemente de las diferencias ideológicas. Sus palabras, aunque proféticas, fueron ignoradas en su momento, y el país pronto se sumergiría en un período oscuro de su historia.
La entrevista, que nunca vio la luz pública, revela la postura crítica del cardenal frente a la ultraderecha y sus intentos de socavar la democracia en Chile. Silva Henríquez, conocido por su firme defensa de los derechos de los más vulnerables, se posicionó como un defensor de la justicia social, llamando a las instituciones a actuar en favor del pueblo chileno. Esta visión se contraponía al ascenso del autoritarismo y el militarismo que, en cuestión de horas, se consolidarían con el golpe de estado de 1973.
Finalmente, el descubrimiento de este documento inédito no solo pone de relieve las inquietudes del cardenal Silva Henríquez, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre el papel de la Iglesia y los actores sociales en tiempos de crisis. A medida que Chile conmemora más de cuatro décadas desde esos eventos trágicos, las palabras del cardenal resuenan como un recordatorio de la importancia de la voz ética en la política y la necesidad de preservar la memoria histórica para evitar que se repitan los errores del pasado.