La polémica sobre el futuro del plinto sin jinete en la Plaza Baquedano se intensifica cinco años después del estallido social que transformó el paisaje político y social de Chile. Desde la remoción de la estatua del General Manuel Baquedano en marzo de 2021, el monumento ha quedado reducido a un pedestal vacío, simbolizando la fragmentación de una nación que aún busca reconciliar su pasado. Las autoridades locales, alineadas mayoritariamente con la derecha, insisten en que la escultura debe ser reinstalada, argumentando que su regreso representaría una victoria sobre el legado de las protestas de octubre. Por otro lado, el Gobierno de Gabriel Boric muestra una clara intención de reubicar la estatua, lo que ha generado un debate intenso sobre la identidad y la memoria colectiva de Chile.
La Plaza Baquedano, también conocida como Plaza Dignidad, ha sido el escenario de numerosas manifestaciones y celebraciones desde el estallido social de 2019. Este espacio público, que une los municipios de Santiago y Providencia, se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos sociales y la dignidad. A pesar de que las primeras reacciones tras el estallido eran mayoritariamente a favor de la retirada de la estatua, las encuestas recientes indican un cambio en la opinión pública, evidenciando un enfriamiento de las pasiones y un descenso en el apoyo a las manifestaciones. Este cambio podría influir en la decisión final sobre el destino del monumento.
Recientemente, la subsecretaria del Patrimonio Cultural, Carolina Pérez, anunció que el monumento del General Baquedano será sometido a un proceso de restauración. En este sentido, se han propuesto varias ubicaciones alternativas para su exhibición, pero la decisión de mover la estatua ha generado resistencia. Críticos de la reubicación argumentan que aún no existe un acuerdo claro sobre el futuro de la estatua, centrándose en el debate sobre la importancia histórica del monumento y su significado en el contexto actual. La discusión no solo abarca aspectos logísticos, sino que también plantea interrogantes sobre cómo se debe recordar y representar la historia de Chile en el espacio público.
Las autoridades locales están presionando para que la escultura regrese a su sitio original, enfatizando su valor histórico dentro del contexto del rediseño arquitectónico del área de Alameda-Providencia. La Plaza Baquedano no solo es un punto de conexión física entre diferentes partes de la ciudad, sino que también es un lugar cargado de significado emocional y político. En este marco, la discusión sobre el monumento se entrelaza con la necesidad de integrar la historia de las manifestaciones en la narrativa urbana. La escultura, actualmente en el Museo Histórico Militar, ha sido objeto de restauración, pero su futuro sigue siendo incierto.
En medio de esta disputa política, el escultor Montes ha expresado que el retorno de la estatua debe considerar no solo su aspecto físico, sino también el contexto histórico en el cual se encuentra. La Plaza Baquedano, como epicentro de numerosas luchas sociales, debe ser un espacio donde se reconozcan tanto las tradiciones del pasado como las demandas del presente. La resolución de esta controversia no solo afectará el futuro del monumento, sino que también reflejará la capacidad de la sociedad chilena para enfrentar y reconciliar su historia conflictiva. En última instancia, el destino del plinto sin jinete podría ser un indicativo del camino que Chile elija seguir en su búsqueda por la dignidad y la justicia social.