La llegada del nuevo año en Chile y en varios países de América Latina es un fenómeno que trasciende la simple contabilización del tiempo. En estas naciones, la transición hacia el nuevo año se celebra con rituales profundamente arraigados en la cultura, como el uso de ropa interior amarilla para atraer prosperidad o dar la vuelta a la manzana con maletas para garantizar viajes futuros. Estos rituales, más que meras costumbres folclóricas, representan una respuesta psicológica a la incertidumbre que conlleva el futuro. Según la Dra. Yuvitza Reyes Donoso, académica de Psicología de la Universidad Andrés Bello, estos actos se convierten en anclas psicológicas que permiten a las personas manejar de mejor manera sus emociones y ansiedades en este periodo de transición.
Un aspecto fundamental de estos rituales es la búsqueda de control en medio de un panorama incierto. La Dra. Reyes argumenta que, aunque las personas son conscientes de que acciones como vestir un color específico no garantizan resultados tangibles, la realización de estos rituales ayuda a reducir la ansiedad anticipatoria que acompaña el cambio de año. Este fenómeno se relaciona con la proyección de miedos y fracasos pasados, donde los símbolos y gestos rituales permiten canalizar la inquietud de una manera más estructurada. De esta forma, se demuestra que la mente puede ser influenciada por los significados que construimos, facilitando conductas más alineadas con la idea de renovación.
La psicóloga también destaca que los rituales pueden actuar como herramientas psicológicas efectivas, siempre que se ejecuten con reflexión y propósito. Por ejemplo, elegir usar ropa interior amarilla puede ir acompañado de un plan económico o metas de ahorro, mientras que comer las 12 uvas durante la cuenta regresiva puede correlacionarse con propósitos concretos y medibles para el nuevo año. Sin embargo, la Dra. Reyes advierte sobre el riesgo de caer en comportamientos compulsivos, donde las personas dependen excesivamente de estos rituales y desestiman su propia autonomía para generar cambios positivos en sus vidas.
La fe desempeña un papel crucial dentro de este contexto. A diferencia de la naturaleza aislada de algunos rituales, la fe ofrece un marco de sentido más estable que permite a las personas afrontar la ansiedad sin eliminarla. La Dra. Reyes sugiere que cultivar la fe ayuda a mantener la esperanza y la confianza, incluso en situaciones inciertas, donde no todo depende del control personal. Este concepto invita a la reflexión sobre cómo nos enfrentamos al futuro, enfatizando que el bienestar emocional no se encuentra en la eliminación de la incertidumbre, sino en el desarrollo de herramientas psicológicas que permitan convivir con ella.
En este contexto de cambio y rituales, la Dra. Yuvitza Reyes Donoso ofrece varias recomendaciones prácticas para abordar el paso del año de manera más saludable y consciente. Entre sus consejos se destacan la importancia de hacer un balance de lo vivido, definir metas específicas y alcanzables, y vincular rituales con acciones concretas. Además, enfatiza en cuidar la salud mental, regulando el sueño y limitando el consumo de alcohol, así como en buscar un sentido a través de la fe y la comunidad. Con estas pautas, la Dra. Reyes invita a las personas a enfrentar el nuevo año desde un lugar de confianza, en lugar de temor, fomentando un bienestar emocional en medio de la inevitable incertidumbre.




