En el sur de Chile, la salmonicultura se ha consolidado como una de las actividades más prominentes de la industria portuaria, impulsando la economía local y nacional. Sin embargo, este sector enfrenta una complicada serie de riesgos que demandan atención urgente. La fiscalización creciente de instituciones como Sernapesca y Subpesca ha hecho que las regulaciones ambientales y sanitarias sean más estrictas, lo que se traduce en un aumento de sanciones para aquellas empresas que no cumplan con las normativas. Este entorno de incertidumbre, junto con la presión de la opinión pública y de organizaciones no gubernamentales, abre la puerta a potenciales litigios ambientales, afectando también la reputación de muchas empresas que operan en este rubro. Así, la necesidad de adaptarse a un marco regulatorio cambiante se ha vuelto primordial para la sostenibilidad de la industria salmonera.
Los riesgos laborales en la salmonicultura son igualmente preocupantes. Con un paisaje que involucra actividades marítimas y de transporte, los accidentes se convierten en un factor constante de riesgo, generando potenciales responsabilidades civiles para las empresas involucradas. Asimismo, la alta rotación de empleados y la falta de personal capacitado contribuyen a un aumento de errores humanos que pueden tener repercusiones graves sobre las operaciones. Conflictos laborales, como huelgas, también pueden interrumpir la producción, afectando así la productividad y los ingresos de las compañías. Por lo tanto, es fundamental que las empresas implementen medidas preventivas y de formación para su personal, con el fin de mitigar estos riesgos.
En cuanto a los riesgos climáticos, la situación no es menos crítica. La industria salmonera se encuentra amenazada por fenómenos naturales como floraciones algales nocivas y enfermedades virales que pueden provocar mortalidad masiva en los cultivos. Eventos climáticos extremos, como olas de calor y alteraciones en la oxigenación del agua, afectan la calidad y la cantidad de producción de salmón. Esta vulnerabilidad ante el cambio climático refuerza la necesidad de que las empresas del sector desarrollen e implementen estrategias adaptativas, así como asegurar sus instalaciones y operaciones para enfrentar estos desafíos. Tal como afirmó Ricardo Martínez, director comercial de Zona Sur de Viento Sur Corredores de Seguros, es esencial realizar una gestión integral de los riesgos que contemple tanto los aspectos ambientales como sanitarios.
La industria se beneficia de un marco de seguros especializado que busca mitigar los diversos riesgos presentes en la salmonicultura. Existen cinco categorías de seguros que proporcionan protecciones específicas, desde seguros de producción que cubren la mortalidad de peces hasta coberturas para el transporte y exportación de productos. Esta estructura de seguros no solo busca compensar pérdidas, sino que también se orienta a incentivar prácticas sostenibles frente a la creciente demanda de los mercados internacionales. La adaptación y diversificación de las coberturas han evolucionado, permitiendo a las empresas estar más preparadas ante eventualidades climáticas, así como mejorar su reputación y cumplir con estándares globales exigidos.
Finalmente, se destaca la necesidad urgente de que las empresas evalúen sus pólizas de seguro a la luz de un panorama de riesgos en constante cambio. La integración de coberturas para daños climáticos, ciberataques y situaciones de inestabilidad social es crucial para garantizar la continuidad operativa. Según Martínez, mantener actualizadas las sumas aseguradas y revisar las exclusiones en las pólizas son pasos fundamentales para enfrentar el nuevo contexto. Se exhorta a las empresas a contar con el respaldo de corredores especializados que puedan ofrecer estrategias integrales, asegurando así la resiliencia y sostenibilidad en el competitivo escenario de la salmonicultura chilena.





