Todos conocemos a esa persona que pensamos que tiene suerte, porque todo le sale bien y se gana los mejores premios en concursos o en los bingos porque según lo que cree la sociedad, la vida le tiene preparadas puras cosas buenas. Pero ¿será realmente así?
Según Tina Seelig, profesora del Departamento de Ciencias de la Administración e Ingeniería en la Universidad de Stanford, no es realmente una cosa del azar o de que alguien es afortunado. Ella asegura que hemos confundido los significados de suerte, azar y fortuna y eso nos ha hecho creer que la suerte es algo que llega o no llega.
¿Hay gente suertuda que no hace nada por conseguirlo? ¿Se trata de un “golpe de suerte” que algunos pocos llegan a tener? La verdad es que “la suerte” va más allá de eso y hay ciertos aspectos relevantes de ella que te harán comprenderla mejor (sin la necesidad de una bola de cristal, sino más bien de la mano de la ciencia).
Primero, es importante comprender que suerte, azar y fortuna son conceptos totalmente diferentes con un significado propio y que no deben mezclarse de ninguna manera.
La fortuna es algo que sucede a cada persona y que no se puede manejar.
El azar requiere de una acción de nuestra parte y a su vez implica correr algún riesgo.
La suerte se «hace» identificando y desarrollando oportunidades. Está fuertemente conectada con el comportamiento de cada persona. Ella dice que una persona tiene suerte cuando le ofrecen un buen trabajo, porque hay un esfuerzo personal involucrado, como postular al puesto y tener un buen desempeño en la entrevista, a pesar de que no todo depende de uno.
Ahora que lo entiendes, puedes intervenir por tu propia suerte, pero para ello se debe estar consciente y también seguir estos prácticos y sencillos consejos que definitivamente, te ayudarán a mantenerte en línea con este poder.
Algunas recomendaciones
- Salir de la zona cómoda. Según Seelig, para construir la suerte, hay que tomar pequeños riesgos de todo tipo: físicos, sociales, emocionales, financieros, políticos e intelectuales. Para ello se debe medir su perfil de riesgo, calificando su nivel de comodidad con distintos tipos de riesgos.
Algunos de los riesgos que menciona la profesora son el riesgo social, el riesgo intelectual y el riesgo emocional. Algunos ejemplos en donde se toman estos riesgos:
Riesgo social: hablarle a la persona que se sienta junto a ti en la micro.
Riesgo intelectual: abordar un problema que parece desafiante.
Riesgo emocional: decirle a la persona que te gusta lo que sientes por ella.
En este sentido, básicamente salir de la zona cómoda implica asumir riesgos y situaciones a las que no estamos acostumbrados, pero de superarlas suponen resultados favorables de acuerdo a nuestros objetivos.
- Ser constantemente agradecido, esto abre oportunidades. Steelig define este punto como que entender que todas las personas nos pueden ayudar en la búsqueda de nuestra propia suerte. Demostrarle aprecio a quienes hacen algo por nosotros e invierten tiempo en eso, es muy importante. De lo contrario, podríamos perder oportunidades.
Dar gracias por las personas buenas que te rodean, las grandes oportunidades, el despertar cada mañana, por las experiencias, las lecciones, entre más cosas que al volverse “cotidianas” nos olvidamos de agradecer.
- Cambia tu relación con las ideas. Para este punto, Seelig explica que no hay ideas buenas o malas, sino que la diferencia es mucho más matizada. Por lo que si se le da vuelta a la idea que parece ser mala, muchas veces pueden surgir propuestas muy interesantes que realmente aporten algo positivo para cumplir nuestro objetivo.