En una columna publicada Ex-Ante, la vicepresidenta ejecutiva de la FIAP y académica de la USS abordó los dos principales mitos que están conduciendo al gobierno y ciertos sectores de la oposición a considerar como viables medidas que fomentan el reparto.
La reforma de pensiones planteada por el Gobierno está por entrar a una fase de mayor discusión parlamentaria. Sin dudas que ahora yace algo estancada en el mes de Fiestas Patrias y ad-portas de una elección municipal en octubre. Pero enero de 2025- que es el plazo acordado para votar en la Comisión de Trabajo del Senado- está a la vuelta de la esquina.
En este contexto, la vicepresidenta ejecutiva de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP) y académica de la Universidad San Sebastián (USS), Karol Fernández publicó una carta en Ex-Ante donde expuso que “es posible mejorar las pensiones tanto de los actuales (a través de impuestos generales) como de los futuros pensionados (mediante el incremento de la cotización) sin necesidad de fórmulas complejas cuyas consecuencias pueden terminar siendo peores que problema original”.
Reparto: Un sistema en retirada
Fernández comienza esgrimiendo que los sistemas de pensiones a nivel mundial se encuentran bajo presión. “El impacto sobre las pensiones del envejecimiento poblacional, las nuevas formas de empleo de la economía “gig” y el incremento de la informalidad laboral preocupan transversalmente a autoridades y expertos de todas las latitudes”.
En esa línea argumenta que contrario al mito, “los sistemas tradicionales basados primordialmente en esquemas de reparto contributivo con beneficios definidos están transitando en forma creciente hacia sistemas multipilares, en los que los programas de administración privada basados en la capitalización del ahorro tienen un rol creciente”.
La tendencia internacional comprueba que, de 19 países que contaban con el ahorro individual como componente en sus pensiones hacia fines de los noventa, se incrementó a 51 países que lo incorporaron hasta el año pasado, 2023.
“La segunda parte de ese mito es que los sistemas de reparto entregan pensiones más altas. Según datos del “2024 Ageing Report” la tasa de reemplazo bruta (es decir, el porcentaje que representa la pensión del ingreso laboral) fue en promedio 43% en 2022 entre los países de la Unión Europea y se proyecta que descenderá a 36% hacia 2070. Chile, incluso sin reforma previsional, ya logra tasas de reemplazo superiores a esas cifras, según distintos estudios incluido uno elaborado por el Ejecutivo”, acotó la vicepresidenta de la FIAP.
Asimismo, señaló que un segundo mito es que “el reparto” únicamente es contributivo (es decir, financiado con aportes de los trabajadores formales), cuando los sistemas solidarios (como la PGU) son una forma de reparto no contributivo, que permite mejorar las pensiones de quienes más lo necesitan a través de impuestos generales.
Con todo, la economista concluye que, pese a la insistencia del Gobierno, “es posible mejorar pensiones con impuestos generales y más cotización sin necesidad de reparto”.