Apple ha introducido al mercado estadounidense su más reciente innovación tecnológica, el visor de realidad mixta Vision Pro, marcando su primer lanzamiento importante desde el Apple Watch en 2015. Disponible desde el 2 de febrero, el dispositivo se presenta con un precio de US$3.499, posicionándose como una apuesta de alto nivel en el ámbito de la realidad aumentada y virtual.
Sin embargo, el estreno del Vision Pro no ha estado exento de desafíos. Informes del Financial Times señalan que Apple ha tenido que ajustar significativamente sus expectativas de producción para el dispositivo, reduciendo las previsiones iniciales de un millón de unidades a 400.000. Este ajuste refleja posibles preocupaciones sobre la acogida del mercado ante el nuevo producto.
Entre las características destacadas del Vision Pro se encuentra su capacidad de almacenamiento de 256 GB y una tecnología de seguimiento ocular innovadora, diseñada para ser inclusiva con usuarios que no tienen el uso completo de ambos ojos, permitiendo el monitoreo a través de un solo ojo dominante.
Apple busca diferenciar su dispositivo en un mercado competitivo, instando a los desarrolladores a categorizar sus aplicaciones bajo el concepto de «computación espacial», una estrategia que apunta a establecer nuevas experiencias de usuario en el entorno digital.
En contraste, Meta, otro gigante tecnológico en la arena de la realidad mixta, ha optado por una estrategia de precios más accesible con su visor Quest 3, que se vende por US$499 en Estados Unidos. A pesar de su precio más bajo, Meta también enfrenta retos para alcanzar volúmenes de venta masivos en un mercado que aún lucha por despegar.
Uno de los obstáculos comunes para la adopción generalizada de estos dispositivos es la incomodidad derivada de su uso prolongado, lo cual ha contribuido a la reluctancia del consumidor hacia esta tecnología.
Con el lanzamiento del Vision Pro, Apple intenta abrirse camino en un sector emergente, mientras que la industria en su conjunto continúa explorando formas de superar las barreras para lograr la popularidad y aceptación de los dispositivos de realidad mixta y virtual.